EL PESCADOR
El pescador solitario era un hombre de Dios. Un día tuvo la osadía de pedir al Señor un signo de su presencia y compañía ; "Señor, hacedme ver que siempre estáis conmigo, concededme el don de experimental que me amáis y el gozo de saber que camináis a mi lado...".
Cuando reemprendió el camino que le conducía a su casa, observó, con asombro que a la vera misma de las pisadas de sus pies descalzos , había otras de bien visibles. "Mira, le dijo el Señor, aquí tienes la prueba de que camino a tu lado, estas pisadas tan cercanas a las tuyas, son las huellas de mis pies, tú no me has visto, pero yo caminaba muy cerca de ti". La alegría que tubo el pescador fue inmensa.
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Anónimo
Hace muchos años que conozco esta historia y siempre que la leo me conmueve. Besos
ResponderEliminarQue bonito relato, es precioso !!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarsaludos