Calaceite es un municipio de la comarca de Matarraña, en la provincia de Teruel, comunidad autónoma de Aragón, España. El pueblo de Calaceite se encuentra situado en la carena de una loma que forma la divisoria de aguas entre el río de Algars y el Matarraña, en el cual sobresalen los cerros de San Antonio, de San Cristóbal y
del Castillo. El núcleo más antiguo se formó alrededor del antiguo castillo, del cual no quedan restos visibles, donde se edificó también la primitiva iglesia de San Pedro, parece ser que en el mismo lugar donde se encontraba la antigua mezquita. El término municipal de Calaceite es especialmente rico en yacimientos arqueológicos. Ello
se debe en gran parte a los trabajos del arqueólogo calaceitano Juan Cabré, que descubrió entre otras las pinturas rupestres de Roca de los Moros, en el barranco del Calapatá de Cretas. Esto atrajo la atención de otros investigadores, como Pere Bosch i Gimpera o Henri Breuil, que dieron lugar al descubrimiento de las pinturas de Vallrovira o el
sepulcro colectivo del neolítico en Cañaret de Pallisetes en 1919. De la época de la Edad del bronce se ha encontrado diverso instrumental especializado, a veces decorado con motivos simbólicos. Pero los restos más abundantes son del período ibérico. El yacimiento más importante es el poblado ibérico de San Antonio, a 1 km al sur de la
villa, excavado por Juan Cabré, y más tarde por Pere Bosch i Gimpera, entre los años 1903 y 1919, que localizó los poblados que denominó Les Ombries, Els Castellans y la Torre Cremada. Buena parte de los materiales que se han encontrado están en el Museo Arqueológico de Barcelona. El poblado estuvo habitado desde el
siglo V a. C. hasta el siglo III a. C. En la necrópolis del llano de Les Ferreres se encontró en 1903 un famoso timiaterio ibérico de bronce de gran valor, conservado en el Museo Arqueológico de Madrid. Por lo que hace referencia a los restos de época de dominación islámica, solo se han encontrado escasos restos en las partidas del Molino
Nuevo y del Molino Viejo, en los azudes que dan la entrada de agua de las acequias que riegan las huertas. En 1132 Alfonso I de Aragón conquisto Calaceite a los árabes, los cuales volvieron a recuperarla hasta que la volvió a conquistar Ramón Berenguer IV en el 1149 con la ayuda de Bernat de Cambrils, que rápidamente actuó como primer
señor del lugar. Aunque parece ser que la conquista definitiva la realizó Alfonso II el casto entre 1168 y 1169. Heredaron los derechos señoriales de Bernat de Cambrils su hijo y su yerno Rollan de Cambrils y Dalmau Cañelles. El 1209 los señores de Cambrils retornaron sus derechos señoriales sobre Calaceite al rey Pedro II el
católico, el cual los otorgó al obispo de Tortosa (Corona de Aragón). En el 1271 la orden de Calatrava adquirió el dominio sobre Calaceite. La orden, con la finalidad de atraer nuevos pobladores a la villa, otorgó una interesante carta de población en la que se concedían una serie de derechos y privilegios y se constituía la base
del futuro gobierno municipal. En el año 1442 Calaceite pasó a manos del capítulo y obispo de Tortosa hasta el 1823. A mediados del siglo XVII, época de guerras, enfermedades y calamidades como la peste del 1625, sequía y mortalidad de entre 1646 y 1649..., la villa al inicio de la Sublevación de Cataluña (1640), fue hostil, como Tortosa, a las tropas francocatalanas, las cuales saquearon e incendiaron la villa, incluso robaron el reloj de la torre del antiguo templo, produciéndose una reducción de la población. A pesar de esta época de guerra y calamidades, a partir del fin de siglo se inició una reanimación y una época de transformaciones. El comercio del aceite era próspero y los arrieros llevaron los productos hasta lugares lejanos. Las ferias de Santa Lucía adquirieron gran importancia y acudía gente de toda la comarca y también de las vecinas. Fue también una época de importantes construcciones, como la actual iglesia y las capillas de la Madre de Dios del Pilar y de San Antonio.
Esta época de prosperidad se cortó a principios del siglo XVIII con la guerra de Sucesión. Calaceite se decantó por el bando del archiduque Carlos y las fuerzas de Felipe V prendieron a sangre y fuego la villa, muriendo muchos de sus defensores y arruinando de nuevo la población. El siglo XVIII fue económicamente positivo y, en el inicio del siglo XIX, la Guerra de la Independencia Española no tuvo una incidencia importante en Calaceite, exceptuando las fuertes contribuciones que tuvieron que pagar a los franceses y a las tropas del país. Fotos bajadas de Internet, si los autores no desean que estén en este espacio les ruego me lo hagan saber y serán retiradas de inmediato. Gracias.