Fondo

miércoles, 15 de enero de 2025

Santa María de Rioseco

 

El monasterio cisterciense de Santa María de Rioseco fue un antiguo monasterio de España que se encuentra en el Valle de Manzanedo, actual provincia de Burgos, junto al río Ebro, en el territorio donde

tuvo su origen el primitivo Condado de Castilla. La comunidad que en el siglo XIII se trasladó hasta el Valle de Manzanedo había ocupado un pequeño cenobio en Quintanajuar, en el Páramo de

Masa, de donde se trasladaron a finales del siglo XII a San Cipriano de Montes de Oca (La Rioja). Cuando a comienzos del siglo XIII, hacia el año 1204, llegaron al Valle de Manzanedo ocuparon lo que
era el antiguo monasterio de Rioseco, perteneciente al patrimonio de la comunidad de Quintanajuar desde el año 1171 en que lo recibieron como donación de los descendientes de Martino Martini de Uizozes
(Martín Martínez de Bisjueces). 
No existen noticias anteriores de este antiguo monasterio situado en una pequeña explanada al norte de donde se establecieron definitivamente hacia el año 1236, y cuyas
ruinas todavía se pueden visitar. En el lugar ocupado por el primitivo monasterio de Rioseco todavía se pueden ver las ruinas de la iglesia conventual, que, después del traslado al nuevo monasterio, fue la
parroquia de Nuestra Señora de Parrales. 
Al parecer, como consecuencia de la grave inundación que sufrió el monasterio en 1216, se organizó el traslado a un solar próximo situado en una zona
algo más elevada. El traslado a la que sería la definitiva ubicación de esta comunidad cisterciense se hizo en 1236. En el siglo XIV, Rioseco formaría uno de los más potentes patrimonios económicos
de los cistercienses castellanos. Seguirían años de penuria y crisis a mediados del siglo XV y años de crecimiento como en el siglo XVII. 
Desde 1808 a 1809 las tropas francesas alojadas en Medina
embargaron buena parte de los granos almacenados, y desde este último año hasta el 29 de junio de 1814 los monjes tuvieron que exclaustrarse. Aunque volvieron a él, no duraron mucho ya que, el 29
de octubre de 1820, durante el Trienio Liberal, «los comisarios del gobierno revolucionario tomaron posesión de este monasterio». En pública subasta celebrada en Villarcayo, serían vendidos buena parte de sus bienes. El monasterio quedó sin vender. Abandonado, fue en parte aprovechado por la gente del lugar como almacén, parroquia y cementerio. 
En 1855, a falta de licitantes, Francisco Arquiaga, comisario provincial de la subasta, cargó con aquella belleza inútil y desolada. Arquiaga desde el principio cedió el templo para el culto, estando éste magníficamente equipado: retablos, cuadros, órgano,
pila bautismal, etc., hasta que su nieta Margarita Arquiaga lo cedió a la Archidiócesis y comenzó su expolio, saqueo y degradación. Según cuentan algunos vecinos del valle, algunas de las estatuas de santos de la orden sirvieron hace años de relleno de la cercana presa del Ebro. 
La puerta principal estaba bajo la llamada Torre del Abad. En el siglo XX, tras el abandono del conjunto y debido al expolio de la portada renacentista, se vinieron abajo varias paredes de la torre y hoy ese acceso está inutilizado. Afortunadamente existe una fotografía en el Archivo de la Diputación de Burgos que nos muestra la clasicista puerta con arco de medio punto y columnas que
sustentan un frontón triangular. Su claustro es de estilo herreriano y conserva una preciosa escalera de caracol. Aún se mantienen los muros de la iglesia en pie, y las bóvedas conservan algunos restos de policromía. Su cartulario se conserva en el Archivo Histórico Nacional. Fotos bajadas de Internet, si los autores no desean que estén en esta espacio, ruego me lo hagan saber y serán retiradas de inmediato. Gracias.




4 comentarios:

  1. Muy buena información, mientras decido ir a verlo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Me produce una inmensa tristeza, ver el estado de estas ruinas, un patrimonio que se pierde, así sin más.
    Besos.

    ResponderEliminar
  3. Gracias Conchi por traernos la historia de este lugar, un abrazo!

    ResponderEliminar
  4. Otro sitio de muy interesante arquitectura!! Lo que no entiendo es por qué hay sitios que no son atendidos para que se preserven. Me pasa lo que a Alfred.
    Un abrazo muy grande.

    ResponderEliminar