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sábado, 15 de marzo de 2025

Santa María del Parral

El Monasterio de Santa María del Parral, es un monasterio de clausura de la Orden de San Jerónimo ubicado en la ciudad de Segovia, capital de la provincia del mismo nombre en la comunidad
autónoma de Castilla y León en España. Lo mandó construir Enrique IV en 1447 siendo todavía príncipe. Por ello lo hizo bajo el nombre de Juan Pacheco (marqués de Villena desde 1445), su camarero mayor, ya que no estaba bien que no siendo rey levantara edificios Lo ubicó en un paraje que él mismo describe como un poco
levantado en la ladera de una cuesta, abrigado con ella y con unas peñas de los cierzos fríos, que lo son mucho en aquella tierra, puesto al mediodía, donde le da el sol desde la mañana hasta la noche, a tiro de ballesta de los muros, frontero del Alcázar real, algo subido al oriente, templado cuanto allí puede desearse y como una primavera
perpetua, comparado con el frío a que está sujeta la ciudad, por estar puesta al cierzo y por la vecindad de la sierra. Allí había una ermita, de tiempos atrás, llamada Nuestra Señora del Parral, porque estaba cubierta de una parra antigua. Yo la vi, y cogí algunos años harto
sabrosas uvas de ella, porque me crie a su sombra y no puedo olvidarme de ella y le seré agradecido eternamente. En el contorno y junto a la ermita, debajo de unos grandes riscos que tiene a las espalda, hay muchas fuentes caudalosas, de buen agua, en que ni por lluvias continuas ni por calores ni secas del tiempo, jamás vi ni
crecimientos ni menguas. La ermita de la Virgen del Parral era propiedad de la catedral y de devoción de los ciudadanos de Segovia desde el siglo XIII. Junto a la ermita existía un parral y esta estaba rodeada de huertos que pertenecían, como la propia ermita, al cabildo de la catedral ya que en 1301 la señora María Molina se los
había donado. El 7 de diciembre de 1447 Enrique IV compra al cabido catedralicio la ermita y los terrenos que la rodean por diez mil maravedíes y hace cesión a fray Rodrigo de Sevilla, prior del monasterio de San Blas de Villaviciosa (Guadalajara) de la
adquisición para fundar en esos terrenos un nuevo monasterio que fue erigido por el canónigo Nuño Fernández de Peñalosa, en nombre del cardenal obispo, don Juan de Cervantes. Fray Rodrigo de Sevilla sería el primer prior del mismo. La bula fundacional fue dada por el Papa Nicolás V y en ella se recogían los mismos privilegios que el
monasterio de Guadalupe. La dejación del Marqués de Villena mantiene a la comunidad de frailes en precario hasta que en 1454 se proclama rey Enrique IV, a la muerte de su padre Juan II, y ordena comenzar las obras de los diferentes edificios que conformarían el complejo monasterial. Fray José de Sigüenza describe la
construcción de la siguiente manera: Abrió los fundamentos de toda la casa y de la iglesia, y con harta brevedad levanto un edificio de lo bueno de aquel tiempo. Labró todo el claustro principal, que es grande, con sus celdas y oficinas. Hizo luego un claustro menor para hospedería, donde se venía a recrear y comunicar con sus religiosos,
que los amaba tiernamente y la Capilla Mayor, que siempre se entendió la hacía para su entierro. Tardó en esto algunos años. En la descripción Sigüenza comenta la riqueza de los artesonados mudéjares, los policromados del techo del claustro alto, refectorio, librería y celda del Prior. A Enrique IV se debe casi toda la capilla
mayor, pero no la nave, que no pudo completar debido a problemas en sus reinos. En 1474 muere el rey y comienza una guerra por la sucesión en el trono que enfrentó a la hija del rey Juana la Beltraneja y a su hermanastra Isabel. Durante la contienda las obras se paralizaron. En 1479 Isabel sube al trono de Castilla y comienzan de
nuevo las obras de El Parral. Fray Pedro de Mesa, prior del monasterio en esa época, logra un acuerdo de financiación con el marqués Villena que permitió acabar las obras en 1503. La concepción del monasterio se hizo según los requisitos exigidos por la Orden Jerónima. En 1472, Juan Pacheco, marqués de Villena,
contrató las obras de la capilla mayor. En ella realizaría el retablo y los sepulcros del propio marqués de Villena y su esposa María de Portocarrero, después de la firma del contrato en Segovia en el año 1528. Describe fray José de Sigüenza, monje del monasterio, que el rey Enrique IV quería el lugar del retablo para su enterramiento, pero
se lo solicitó el marqués de Villena para su uso, como relata fray José de Sigüenza: 
Viendo don Juan Pacheco (que ya era Marques de Villena, y maestre de Santiago, y lo que quería) que el monasterio del Parral estaba tan acabado, y la iglesia en tan buenos términos, pareciole tomársela para sí, por quitarle no solo el reino, mas aun la
sepultura. 
El contrato para su ejecución fue firmado el 23 de marzo de 1528 por los entalladores Juan Rodríguez y Jerónimo Pellicer, discípulos de Vasco de la Zarza, junto con el pintor Francisco González, todos ellos vecinos de Ávila, quienes se comprometían a realizarlo según las condiciones que se estipulaban por una cuantía
de 400.000 maravedís.2 Del dorado y policromado se encargó Diego de Urbina, vecino de Madrid, quien suscribió el contrato el 19 de octubre de 1553 junto con la hechura de una cortina en grisalla «con los pasos de la Pasión al natural» para cubrirlo en Semana Santa. 
La naves se acabarían de cerrar en 1503. En 1654 un incendio destruyó
buena parte de los edificios monacales que serían reconstruidos poco después bajo la dirección de fray Pedro de Huete. Después de más de 300 años de historia en la que el monasterio fue creciendo en el siglo XIX comienza un periodo de decadencia que culminó en 1837 con la desamortización de Mendizábal que motivó el abandono del monasterio de El Parral y la dispersión de muchas obras de arte, documentación y tesoros que en él se guardaban. 
En 1808 las tropas de Napoleón Bonaparte bajo el mando de los generales Lasalle y Frere irrumpen en el monasterio saqueando la sacristía y al año siguiente dispersan el archivo. La comunidad de monjes se ve obligada a abandonar El Parral hasta que puede regresar en 1813. En noviembre de 1820 se disuelve la comunidad que abandona nuevamente las instalaciones. En julio de 1823 los monjes volverían al Parral. El 10 de noviembre de 1835 se disuelve la comunidad por
orden de las leyes desamortizadoras, el año anterior había entrado el último monje, fray Juan Durán, y en ese momento la comunidad estaba formada por 27 monjes, 4 criados y 4 estudiantes.«Sepulcro en el monasterio del Parral de Segovia», dibujo de Jenaro Pérez Villaamil para España artística y monumental, 1850.El proceso desamortizador provocó la dispersión de las obras de arte y la biblioteca, así como el abandono de los edificios que componían el conjunto monacal. Entre las obras de arte dispersadas destacan las siguientes; parte de la biblioteca se traslada al Trinity College de Dublín y sus estanterías acaban en la capilla de Viejos de Segovia; la sillería del coro se divide entre el Museo Arqueológico Nacional y la iglesia de San Francisco el Grande, ambos en Madrid; la tabla de La Fuente de la Gracia, de la escuela de Jan van Eyck, pasa al Museo de la Trinidad y de ahí
posteriormente al Museo del Prado; la más estimada reliquia, un hueso de Santo Tomás de Aquino, acaba en el convento de dominicos de Ocaña, las laúdes de bronce y la verja de hierro forjado de la capilla mayor se vende como chatarra y se pierden los cuadros de Ricci que adornaban el claustro así como muchos retablos de las capillas. El retablo mayor se pretende trasladar a la catedral de Segovia, el traslado es impedido por la Academia de la Historia. Fotos bajadas de Internet, si los autores no desean que estén en este espacio, les ruego me lo hagan saber y serán retiradas de inmediato. Gracias.



12 comentarios:

  1. Muy bonito Conchi, lo vi no hace tanto tiempo y me gustó mucho.
    Feliz fin de semana.
    un Abrazo

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  2. Nada más en esculturas religiosas, tienen un tremendo tesoro.

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  3. Un viaje estupendo a la historia de este monasterio, el otro que mencionas de Guadalupe si lo conozco pero este ha sido gracias a tus explicaciones. Feliz fin de semana

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  4. Una bella historia ,como todo lo que es de Dios y aojla prospere en este tiempo
    Hay mucho valor en cada uno de sus lugares de construcción , a pesar que
    como se indica las reliquias las han llevado a otro sitio y otras la han vandalizado.

    Es de esperar que al tiempo tenga más monjes en el claustro.
    Abrazo.

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  5. Lo único que conozco de ese bello convento es lo que se ve en la primera foto, que supongo este realizada desde el mismo lugar o similar a las que tengo yo.

    Saludos.

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  6. Querida amiga, que belleza de viaje nos regalaste hoy, maravilloso post.
    Querida amiga, me despedí del blog, no de mis amigos.
    La amistad es una lluvia de estrellas en el cielo de la vida.
    La amistad no es una cuestión de proximidad, sino de corazón.
    Gracias por formar parte de mi círculo de amigos.
    Los quiero y no los olvido. GRACIAS.
    Abrazos y les dejo besitos, bendiciones. sean felices.

    *♥♫♥**♥♫♥**♥♫♥*--*♥♫♥**♥*

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  7. Que imágenes más hermosas Conchi. Cuanta solera en esas construcciones de nuestros antepasados. Una delicia de post. Felicidades y gracias por compartir belleza.
    Feliz finde.
    Abrazo

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  8. Muy amena e interesante publicación.
    Gracias Conchi.
    Abrazos, buen fin de semana 🌸

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  9. La iglesia es muy bella. Me enamoro . Te mando un beso.

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  10. Gracias por traernos este magnífico lugar y su historia, Conchi, un abrazo!

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  11. He estado ya tres veces allí y ahora no recuedo so lo he visitado, tendría que mirar en mis archivos de fotos para comprobarlo.
    Feliz domingo.

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  12. Me encanta, como las demás publicaciones que haces. Gracias, Conchi. La de hoy, preciosa. Besos

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